Cuando el miedo anula el talento
Últimamente los deportistas y clubes con los que trabajo me hablan mucho del miedo escénico, después de que Joaquín Sabina y Pastora Soler reconocieran haberlo sufrido. La persona que sufre miedo escénico ha sido víctima de un ataque de pánico al verse superada por la situación a la que se enfrenta. Muchos son los deportistas a los que sus niveles de ansiedad, la presión de la competición o las altas expectativas les ha provocado un ataque de ansiedad.
Durante un ataque de pánico, la sensación es de muerte inmediata. La persona interpreta que está fuera de control, su respiración se agita, se experimenta rigidez, se seca la boca, el corazón late tan rápido que interpreta que va a sufrir un infarto, palidece, sufre diarreas, dolor de estómago o cabeza, y puede llegar a desvanecerse por la sensación de mareo e irrealidad.

El ataque no es fruto de una enfermedad, sino de la percepción catastrófica de lo que ocurre alrededor. Lo que desencadena un ataque puede ser un exceso de responsabilidad, sentirse abrumado con el entorno o la percepción de un síntoma físico que lleva a la famosa hipervigilancia: la persona se chequea y comprueba su tensión, su pulso, los latidos, su estabilidad por miedo a sufrir otro ataque. Este miedo a volver a padecerlo es lo que llamamos el miedo al miedo. La vivencia es tan desagradable que la primera decisión que suelen tomar los que lo sufren es la de evitar situaciones similares. Pero cada vez que evitas lo temido, incrementas el nivel de miedo. Y terminas por dividir el mundo entre espacios seguros y
los que no lo son. Muchas son las personas que empezaron sufriendo ataques de pánico y terminaron perdiendo opciones deportivas porque se veían incapaces de superar la situación.
Si atraviesas una situación similar, debes saber:
- El ataque de pánico es muy desagradable, pero en general, no es peligroso.
- Practica alguna técnica de relajación o respiración que te ayude a controlar la activación del sistema nervioso autónomo.
- No anticipes el miedo con frases del tipo “me noto nervioso, me va a dar otra vez”. Céntrate en estar tranquilo y anticipar lo que sí deseas que ocurra, lo que sí está de tu mano.
- No evites. Cada vez que evitas, incrementas el miedo con la situación temida. Exponte de forma gradual.
- El humor y tomar perspectiva te confiere control. Cada vez que ridiculizas un miedo, le quitas valor. Y si le quitas valor, tu cerebro deja de interpretarlo como una amenaza y no activa la respuesta de ansiedad.
- No chequees cómo están tus constantes vitales. Pon la atención en lo que está pasando: el juego, tus compañeros, el entrenamiento. Cambia tu foco de atención al presente más inmediato.
- Y recuerda, casi nunca pasa nada…
